sábado, 19 de septiembre de 2020

IMPERIALISMO (SS. XIX, XX, XXI)

  IMPERIALISMO (SS. XIX, XX, XXI)

 


8.1.     CONCEPTO

Se entiende por imperialismo a la manifestación del máximo desarrollo del modo de producción capitalista en su última fase, que surge como resultado del propio desarrollo dialéctico del mismo, expresándose a través de la concentración de la producción y del capital, así como con el surgimiento de los monopolios que aparecen con la negación de la libre competencia. De igual manera, se manifiesta a través de la expansión de capitales hacia los países que tienen materias primas; es decir, los países de África, Asia y Latinoamérica son parte del interés de los países industrializados. Este desarrollo empezó a gestarse desde el s. XIX, plasmándose con la consolidación del capital financiero; de esta forma, se establecieron los grandes monopolios, los cuales, vinculados con los gobiernos de turno, pudieron alcanzar el control de estos recursos, mercados y mano de obra barata.

Pero el propio desarrollo de esta fase del Capitalismo también permite evidenciar contradicciones; la principal, la del proletariado-burguesía, se manifiesta ya a nivel mundial. Asimismo, aparecen nuevas contradicciones entre los propios países industrializados o países monopolicos que buscan recursos, impulsando para ello guerras; y, también, la contradicción entre los países que son colonias, o semicolonias, frente a las potencias coloniales. Estas nuevas contradicciones permiten evidenciar la caída inminente de este sistema, ante un límite de desarrollo de la expansión capitalista, el cual, al no poder seguir desarrollándose, entra en crisis y descomposición, y logra crear elementos para el desarrollo de otro sistema superior y beneficioso, pero en favor de los sectores mayoritarios.

 

8.2.    CARACTERÍSTICAS DEL IMPERIALISMO

       Concentración de la producción y el capital para establecer los monopolios, que se manifiesta con el incremento de la industria y el proceso acelerado de concentración de la producción en empresas cada vez más fuertes económicamente. El monopolio surge de la libre concurrencia del capital, el cual trae, como consecuencia, la concentración de la producción en un número reducido de empresas en ascenso. Esta concentración, cuando llega a un cierto grado de desarrollo, conduce al monopolio para lograr controlar los mercados a nivel mundial. El imperialismo por su esencia económica, es el Capitalismo monopolista. Con ello queda ya determinado el lugar histórico del imperialismo, pues el monopolio, que nace única y precisamente de la libre concurrencia, es el tránsito del Capitalismo a un orden socio-económico más elevado.[1]

Esto quiere decir que el libre comercio por sí solo no garantiza una equidad entre las empresas. Más aún, que los anuncios de los ideólogos del liberalismo económico no se cumplieron, pues ellos afirmaban que el interés individual de los empresarios tiene su correlato en el bienestar público, sin embargo, el resultado fue otro, mayor enriquecimiento para los capitalistas.

La competencia voraz entre las empresas tiene como trasfondo la acumulación de riqueza y si ésta pasa a pocas manos, se establece un mercado imperfecto, en el cual no permite el crecimiento de las pequeñas empresas, condenándolas a la inanición, a la quiebra y, por lo tanto, el germen de una sociedad de exclusión. Muchos pequeños empresarios ven reducidas sus posibilidades de desarrollar y/o terminan por caer en la marginalidad y la pobreza.

Entre los tipos de monopolios, tenemos principalmente:

a. Cártel. Unión de grandes empresas capitalistas, cuyos componentes se ponen de acuerdo sobre la venta de mercaderías, compra de materias primas y plazos de pagos, buscando como objetivo controlar mercados. Sus componentes conservan su independencia. Esta forma de monopolio en la actualidad es ilegal en varios países, pero no siempre logran frenarlo. El cártel, por su naturaleza, es capaz de una gran movilidad económica además que ejecuta sus acciones en simultáneo entre sus componentes y desequilibra a la vigilancia del Estado.

b.            Trust. Es la agrupación monopolista en la que todas las empresas pierden la independencia de producción y comercio, aglutinándose en una empresa única; por ejemplo, la Standard Oil de los Rockefeller. También es llamada consorcio o corporación. Su poder radica en el control y dirigencia que ejerce un empresario a todas las unidades, dando así coherencia a los movimientos financieros, redundando en mayor seguridad de obtener riqueza para el máximo líder del trust.

c.             Holding. Empresa que ha logrado adueñarse de otras empresas de forma parcial o total a través de la compra de sus acciones, y empieza a dominar el mercado sin que haya competencia. Este monopolio tiene una careta legal, pues al adquirir acciones de las empresas competidoras se torna en una acción de respaldo jurídico, pero en el fondo está barriendo con la libre competencia y controlando el mercado.

 

En la primera mitad del s. XX, predominan en la economía de los Estados Unidos los grandes grupos oligárquicos: Morgan, Rockefeller, First National City Bank, Dupont, Mellon, Bank of America, Grupo Chicago y el Cleveland. Entre ellos, podemos colocar dos ejemplos sobre el dominio de diversas áreas.

Morgan. Controla cinco grandes bancos, catorce compañías de ferrocarriles, la American Gas and Electric Co., United States Steel Corp., la General Electric y la American Telephone and Teleyraph Co.

Rockefeller. Controla el Chase Manhattan Bank, compañías de seguros, la Metropolitan Life Insurance Co., y monopolios petroleros (Standar Oil Company of New Jersey, Socory Mobil Oil Co. y la Standar Oil).

 

       Consolidación de los bancos. A medida que los bancos van realizando operaciones cada vez más grandes para los intereses de la burguesía, las operaciones comerciales e industriales, de toda la sociedad capitalista, se van subordinando al papel que desempeña un número reducido de monopolistas. Estos últimos obtienen así la posibilidad de enterarse, con exactitud, de la situación de los negocios de los distintos capitalistas, para después controlarlos, ejercer influencia sobre ellos y, finalmente, determinar enteramente su destino.

       El capital financiero y el surgimiento de la oligarquía financiera. Los bancos, al invertir en las empresas, aportan capitales con un crecimiento cada vez mayor, y que constituye la parte más significativa del capital del que disponen los industriales. Así nace el capital financiero y, con ello, una clase capitalista que se consolida como la "vanguardia" del Capitalismo, aunque, por su naturaleza, constituye también una clase parasitaria que no participa en la producción, pero que tiene en sus manos los destinos de las empresas.

       Exportación del capital. Al iniciar el s. XX, en Europa, la situación monopólica de unos pocos países denominados ricos, en los cuales la acumulación del capital había alcanzado proporciones gigantescas, hizo que surgiera un enorme exceso de capital. De esta manera, la burguesía impulsó la exportación de capitales hacia los países coloniales o semicoloniales ricos en materias primas para ejercer su control.

Las formas de exportación de capital. Se desarrolla en forma de capital productivo, el cual se invierte en las empresas industriales, agrícolas, de transporte, etc., y en forma de préstamo (empréstitos a los Estados).

       El reparto del mundo entre las asociaciones monopólicas y las grandes potencias. Estos grandes monopolios se reparten entre ellos el mercado interior, apoderándose, casi por completo, de la producción del país. El Capitalismo ha generado las condiciones para la creación de un mercado mundial y, a medida que se ha venido desarrollando la exportación de capitales, se constituyen los cárteles internacionales con los que se dan acuerdos entre estas asociaciones monopólicas. Sin embargo, entre estos intereses se generaron pugnas por el control de mercados y de materias primas de los países que se han convertido en mercados de los países ricos y poseen fuentes de recursos.

       Conjuntamente con ello, los Estados imperialistas son fortalecidos militarmente por sus respectivas burguesías financieras; para que este pueda proteger los intereses de sus transnacionales, están ubicados en lugares diversos con el objetivo de tener el control de mercados. Asimismo, hay que señalar los intereses de esta naciente burguesía financiera y el papel del capital financiero con la creación de un espacio económico, lo más amplio posible y que logre un control hegemónico, también la exclusión de la competencia extranjera mediante obstáculos, como la del arancel proteccionista; y, por último, la conversión del territorio colonial en área de explotación a favor de los monopolios.

 

Origen del imperialismo[2]

El desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción en el periodo del Capitalismo pre monopolista preparó el paso del imperialismo. En la primera mitad del s. XIX, el modo de producción capitalista dominó únicamente en Inglaterra, Francia y Holanda que eran los países más desarrollados de Europa Occidental. A partir de la década del sesenta, el Capitalismo progresó con rapidez en Estados Unidos, Alemania, Rusia y Japón, contribuyendo al avance, en estos países, de la prohibición de la esclavitud en los Estados Unidos (1863), la abolición de la servidumbre en Rusia (1861), la revolución burguesa de 1867-1870 en el Japón y la unificación de Alemania (1871).

 


El desarrollo del imperialismo generará nuevas contradicciones, las cuales irán agudizando la crisis del sistema capitalista; mencionemos las siguientes:

        Entre el trabajo y el capital, es decir, entre burguesía y proletariado se desarrolla a nivel mundial.

        Entre las potencias imperialistas, que provocará las guerras mundiales.

        Entre las potencias imperialistas y las colonias, fomentando procesos de luchas de liberación nacional.

Este desarrollo genera, también, la necesidad de una revolución proletaria que elimine la propiedad privada de los medios de producción y la explotación del hombre por el hombre.

 


8.3.     FORMAS DE DOMINIO DEL IMPERIALISMO

Durante el desarrollo de esta fase del sistema, se impulsa una serie de modalidades de explotación de los territorios ricos en materias primas, mercados y mano de obra barata.[3]

 

8.3.1.       La colonia

Concepto que hace referencia a los territorios ocupados y administrados por un gobierno ajeno a estos mediante la invasión, y en el que, por lo general, se impone una autoridad extranjera de la denominada metrópoli, ejerciendo un control económico, social y político.

 

8.3.2.       El protectorado

Es la denominada "relación" entre dos Estados, en la que el Estado invasor garantiza la protección del denominado Estado débil contra agresiones externas o disturbios internos. Desde el punto de vista de las relaciones exteriores, el Estado interventor monopoliza las relaciones diplomáticas con terceros; de modo que, a través de aquel, se concluyen tratados internacionales que interesan al Estado "protegido". También aparece como único responsable de los actos ilícitos realizados por las autoridades del Estado protegido y como interventor, en estos casos mencionados, de un tercer Estado que perjudiquen a los ciudadanos del protectorado. El régimen del protectorado se define por medio del tratado internacional.

Los ciudadanos no ostentan la nacionalidad del Estado protector, pues el Estado protegido tiene su propia soberanía, a diferencia de lo que sucede con las colonias. Los servicios públicos del protectorado se asumen por el Estado protector mediante una ocupación militar. Algunos protectorados se ejercen sobre naciones pequeñas: es el caso que mantiene Francia sobre Mónaco, según tratados celebrados en 1918, que impiden al principado la celebración de tratados sin la intervención francesa; también lo que ocurre actualmente con Irak, controlado por los Estados Unidos.

 

8.3.3.       Los enclaves

Zona de explotación, por parte de monopolios imperialistas, de los recursos que posee un país denominado subdesarrollado; esta forma de dominio se mantiene vigente hasta el día de hoy. En actividades primarias o secundarias, propiedad de multinacionales, en el mejor de los casos se daña a las poblaciones autóctonas; por ejemplo, las plantaciones vinculadas a multinacionales agroindustriales que consumen suelos fértiles en países con problemas de mala nutrición en sus habitantes. Las industrias provocan graves impactos medioambientales en lugares en los que no se toman medidas preventivas ni correctoras; en ambos casos, las rentas que retiene el país receptor se limitan a las derivadas de los salarios. Latinoamérica fue cuna de este fenómeno que se generalizó en la década de 1960 y es modelo de penetración y expansión de las empresas multinacionales.

 

8.3.4.       Las concesiones

Forma de dominio en el que los gobiernos de turno, de países pobres o administradores provinciales, otorgan al Capitalismo (inversionistas nacionales, pero principalmente extranjeros) derechos o privilegios para la explotación de un territorio o una fuente de riqueza, la prestación de un servicio, como el caso del transporte, recursos energéticos, exoneración del pago de impuestos, etc. Por ejemplo, el caso de la empresa española de inversiones norteamericanas Telefónica en muchos países latinoamericanos.




[1] LENIN. Imperialismo, fase superior del Capitalismo. Moscú: Editorial Progreso.

 

[2] Varios autores. Historia marxista de las revoluciones campesinas burguesas y proletarias: Texto de estudio. Lima: Editorial Causachun, 1974 p. 138.

[3] Durante el s. XIX, tras la independencia de los territorios americanos, Europa se convirtió en un gran imperio con dominio sobre África, Asia y Oceanía.


Fuente: ICH

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