IMPERIALISMO (SS. XIX, XX, XXI)
8.1. CONCEPTO
Se entiende por imperialismo a la manifestación del máximo desarrollo
del modo de producción capitalista en su última fase, que surge como resultado
del propio desarrollo dialéctico del mismo, expresándose a través de la
concentración de la producción y del capital, así como con el surgimiento de
los monopolios que aparecen con la negación de la libre competencia. De igual
manera, se manifiesta a través de la expansión de capitales hacia los países
que tienen materias primas; es decir, los países de África, Asia y
Latinoamérica son parte del interés de los países industrializados. Este
desarrollo empezó a gestarse desde el s. XIX, plasmándose con la consolidación del capital financiero; de esta
forma, se establecieron los grandes monopolios, los cuales, vinculados con los
gobiernos de turno, pudieron alcanzar el control de estos recursos, mercados y
mano de obra barata.
Pero el propio desarrollo de esta fase del Capitalismo también permite
evidenciar contradicciones; la principal, la del proletariado-burguesía, se
manifiesta ya a nivel mundial. Asimismo, aparecen nuevas contradicciones entre
los propios países industrializados o países monopolicos que buscan recursos,
impulsando para ello guerras; y, también, la contradicción entre los países que
son colonias, o semicolonias, frente a las potencias coloniales. Estas nuevas
contradicciones permiten evidenciar la caída inminente de este sistema, ante un
límite de desarrollo de la expansión capitalista, el cual, al no poder seguir
desarrollándose, entra en crisis y descomposición, y logra crear elementos para
el desarrollo de otro sistema superior y beneficioso, pero en favor de los
sectores mayoritarios.
8.2. CARACTERÍSTICAS DEL IMPERIALISMO
• Concentración de la
producción y el capital para establecer los monopolios, que se manifiesta
con el incremento de la industria y el proceso acelerado de concentración de la
producción en empresas cada vez más fuertes económicamente. El monopolio surge
de la libre concurrencia del capital, el cual trae, como consecuencia, la concentración
de la producción en un número reducido de empresas en ascenso. Esta
concentración, cuando llega a un cierto grado de desarrollo, conduce al
monopolio para lograr controlar los mercados a nivel mundial. El
imperialismo por su esencia económica, es el Capitalismo monopolista. Con ello
queda ya determinado el lugar histórico del imperialismo, pues el monopolio,
que nace única y precisamente de la libre concurrencia, es el tránsito del
Capitalismo a un orden socio-económico más elevado.[1]
Esto quiere decir que el libre comercio por sí solo no garantiza una
equidad entre las empresas. Más aún, que los anuncios de los ideólogos del
liberalismo económico no se cumplieron, pues ellos afirmaban que el interés
individual de los empresarios tiene su correlato en el bienestar público, sin
embargo, el resultado fue otro, mayor enriquecimiento para los capitalistas.
La competencia voraz entre las empresas tiene como trasfondo la
acumulación de riqueza y si ésta pasa a pocas manos, se establece un mercado
imperfecto, en el cual no permite el crecimiento de las pequeñas empresas,
condenándolas a la inanición, a la quiebra y, por lo tanto, el germen de una
sociedad de exclusión. Muchos pequeños empresarios ven reducidas sus
posibilidades de desarrollar y/o terminan por caer en la marginalidad y la
pobreza.
Entre los tipos de monopolios, tenemos principalmente:
a. Cártel. Unión de grandes empresas capitalistas, cuyos
componentes se ponen de acuerdo sobre la venta de mercaderías, compra de
materias primas y plazos de pagos, buscando como objetivo controlar mercados.
Sus componentes conservan su independencia. Esta forma de monopolio en la
actualidad es ilegal en varios países, pero no siempre logran frenarlo. El
cártel, por su naturaleza, es capaz de una gran movilidad económica además que
ejecuta sus acciones en simultáneo entre sus componentes y desequilibra a la
vigilancia del Estado.
b. Trust. Es la agrupación monopolista en la que todas las
empresas pierden la independencia de producción y comercio, aglutinándose en
una empresa única; por ejemplo, la Standard Oil de los Rockefeller.
También es llamada consorcio o corporación. Su poder radica en el control y
dirigencia que ejerce un empresario a todas las unidades, dando así coherencia
a los movimientos financieros, redundando en mayor seguridad de obtener riqueza
para el máximo líder del trust.
c. Holding. Empresa que ha logrado adueñarse de otras empresas
de forma parcial o total a través de la compra de sus acciones, y empieza a
dominar el mercado sin que haya competencia. Este monopolio tiene una careta
legal, pues al adquirir acciones de las empresas competidoras se torna en una
acción de respaldo jurídico, pero en el fondo está barriendo con la libre
competencia y controlando el mercado.
En la primera
mitad del s. XX, predominan en la economía
de los Estados Unidos los grandes grupos oligárquicos: Morgan, Rockefeller,
First National City Bank, Dupont, Mellon, Bank of America, Grupo Chicago y el
Cleveland. Entre ellos, podemos colocar dos ejemplos sobre el dominio de
diversas áreas.
Morgan. Controla cinco
grandes bancos, catorce compañías de ferrocarriles, la American Gas and
Electric Co., United States Steel Corp., la General Electric y la American
Telephone and Teleyraph Co.
Rockefeller. Controla el Chase
Manhattan Bank, compañías de seguros, la Metropolitan Life Insurance
Co., y monopolios petroleros (Standar Oil Company of New Jersey, Socory
Mobil Oil Co. y la Standar Oil).
• Consolidación de
los bancos. A medida que los bancos
van realizando operaciones cada vez más grandes para los intereses de la
burguesía, las operaciones comerciales e industriales, de toda la sociedad
capitalista, se van subordinando al papel que desempeña un número reducido de
monopolistas. Estos últimos obtienen así la posibilidad de enterarse, con
exactitud, de la situación de los negocios de los distintos capitalistas, para
después controlarlos, ejercer influencia sobre ellos y, finalmente, determinar
enteramente su destino.
• El capital
financiero y el surgimiento de la oligarquía financiera. Los bancos, al invertir en las empresas, aportan
capitales con un crecimiento cada vez mayor, y que constituye la parte más
significativa del capital del que disponen los industriales. Así nace el
capital financiero y, con ello, una clase capitalista que se consolida como la
"vanguardia" del Capitalismo, aunque, por su naturaleza, constituye
también una clase parasitaria que no participa en la producción, pero que tiene
en sus manos los destinos de las empresas.
• Exportación del
capital. Al iniciar el s. XX, en Europa, la situación monopólica de unos pocos países denominados
ricos, en los cuales la acumulación del
capital había alcanzado proporciones gigantescas, hizo que surgiera un enorme
exceso de capital. De esta manera, la burguesía impulsó la exportación de
capitales hacia los países coloniales o semicoloniales ricos en materias primas
para ejercer su control.
Las formas de exportación de capital. Se desarrolla en forma de
capital productivo, el cual se invierte en las empresas industriales,
agrícolas, de transporte, etc., y en forma de préstamo (empréstitos a los
Estados).
• El reparto del
mundo entre las asociaciones monopólicas y las grandes potencias. Estos grandes monopolios se reparten entre ellos el
mercado interior, apoderándose, casi por completo, de la producción del país.
El Capitalismo ha generado las condiciones para la creación de un mercado
mundial y, a medida que se ha venido desarrollando la exportación de capitales,
se constituyen los cárteles internacionales con los que se dan acuerdos entre
estas asociaciones monopólicas. Sin embargo, entre estos intereses se generaron
pugnas por el control de mercados y de materias primas de los países que se han
convertido en mercados de los países ricos y poseen fuentes de recursos.
•
Conjuntamente
con ello, los Estados imperialistas son
fortalecidos militarmente por sus respectivas burguesías financieras; para
que este pueda proteger los intereses de sus transnacionales, están ubicados en
lugares diversos con el objetivo de tener el control de mercados. Asimismo, hay
que señalar los intereses de esta naciente burguesía financiera y el papel del
capital financiero con la creación de un espacio económico, lo más amplio
posible y que logre un control hegemónico, también la exclusión de la
competencia extranjera mediante obstáculos, como la del arancel proteccionista;
y, por último, la conversión del territorio colonial en área de explotación a
favor de los monopolios.
Origen del
imperialismo[2]
El desarrollo
de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción en el periodo del
Capitalismo pre monopolista preparó el paso del imperialismo. En la primera
mitad del s. XIX, el modo de producción
capitalista dominó únicamente en Inglaterra, Francia y Holanda que eran los
países más desarrollados de Europa Occidental. A partir de la década del
sesenta, el Capitalismo progresó con rapidez en Estados Unidos, Alemania, Rusia
y Japón, contribuyendo al avance, en estos países, de la prohibición de la
esclavitud en los Estados Unidos (1863), la abolición de la servidumbre en
Rusia (1861), la revolución burguesa de 1867-1870 en el Japón y la unificación
de Alemania (1871).
El desarrollo del imperialismo generará nuevas contradicciones, las cuales irán agudizando la crisis
del sistema capitalista; mencionemos las siguientes:
•
Entre el trabajo
y el capital, es decir, entre burguesía y proletariado se desarrolla a nivel
mundial.
•
Entre las
potencias imperialistas, que provocará las guerras mundiales.
•
Entre las
potencias imperialistas y las colonias, fomentando procesos de luchas de
liberación nacional.
Este desarrollo genera, también, la necesidad de una revolución
proletaria que elimine la propiedad privada de los medios de producción y la
explotación del hombre por el hombre.
8.3. FORMAS DE DOMINIO DEL
IMPERIALISMO
Durante el desarrollo de esta fase del sistema, se impulsa una serie
de modalidades de explotación de los territorios ricos en materias primas,
mercados y mano de obra barata.[3]
8.3.1. La colonia
Concepto que hace referencia a los territorios ocupados y
administrados por un gobierno ajeno a estos mediante la invasión, y en el que,
por lo general, se impone una autoridad extranjera de la denominada metrópoli,
ejerciendo un control económico, social y político.
8.3.2. El protectorado
Es la denominada "relación" entre dos Estados, en la que el
Estado invasor garantiza la protección del denominado Estado débil contra
agresiones externas o disturbios internos. Desde el punto de vista de las
relaciones exteriores, el Estado interventor monopoliza las relaciones
diplomáticas con terceros; de modo que, a través de aquel, se concluyen
tratados internacionales que interesan al Estado "protegido". También
aparece como único responsable de los actos ilícitos realizados por las autoridades
del Estado protegido y como interventor, en estos casos mencionados, de un
tercer Estado que perjudiquen a los ciudadanos del protectorado. El régimen del
protectorado se define por medio del tratado internacional.
Los ciudadanos no ostentan la nacionalidad del Estado protector, pues
el Estado protegido tiene su
propia soberanía, a diferencia de lo que sucede con las colonias. Los servicios
públicos del protectorado se asumen por el Estado protector mediante una
ocupación militar. Algunos protectorados se ejercen sobre naciones pequeñas: es
el caso que mantiene Francia sobre Mónaco, según tratados celebrados en 1918,
que impiden al principado la celebración de tratados sin la intervención
francesa; también lo que ocurre actualmente con Irak, controlado por los
Estados Unidos.
8.3.3. Los enclaves
Zona de explotación, por parte de monopolios imperialistas, de los
recursos que posee un país denominado subdesarrollado; esta forma de dominio se
mantiene vigente hasta el día de hoy. En actividades primarias o secundarias,
propiedad de multinacionales, en el mejor de los casos se daña a las
poblaciones autóctonas; por ejemplo, las plantaciones vinculadas a
multinacionales agroindustriales que consumen suelos fértiles en países con
problemas de mala nutrición en sus habitantes. Las industrias provocan graves
impactos medioambientales en lugares en los que no se toman medidas preventivas
ni correctoras; en ambos casos, las rentas que retiene el país receptor se
limitan a las derivadas de los salarios. Latinoamérica fue cuna de este
fenómeno que se generalizó en la década de 1960 y es modelo de penetración y
expansión de las empresas multinacionales.
8.3.4. Las concesiones
Forma de dominio en el que los gobiernos de turno, de países pobres o
administradores provinciales, otorgan al Capitalismo (inversionistas
nacionales, pero principalmente extranjeros) derechos o privilegios para la
explotación de un territorio o una fuente de riqueza, la prestación de un
servicio, como el caso del transporte, recursos energéticos, exoneración del
pago de impuestos, etc. Por ejemplo, el caso de la empresa española de
inversiones norteamericanas Telefónica en muchos países latinoamericanos.
[1] LENIN. Imperialismo, fase superior del
Capitalismo. Moscú: Editorial Progreso.
[2] Varios autores. Historia marxista de las
revoluciones campesinas burguesas y proletarias: Texto de estudio.
Lima: Editorial Causachun, 1974 p. 138.
[3] Durante el s. XIX,
tras
la independencia de los territorios americanos, Europa se convirtió en
un gran imperio con dominio sobre África, Asia y Oceanía.
Fuente: ICH
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